viernes, 9 de enero de 2015

Despejando incógnitas (Segunda Parte)

Hola amigos. En nuestro afán por contribuir al conocimiento matemático y a la comprensión lectora de facturas a simple vista indescifrables, seguimos profundizando en la dieta cantábrica (porque de mediterránea tiene bien poco) del otrora presidente del CES, ahora decano de la Facultad de Económicas.

Y no, no será ni mucho menos el único protagonista de este recién nacido que es Podemos Engordar. Habrá otros protagonistas que nos ayudarán a entender como gastarse (o comerse) por todo lo alto el dinero público.

Hoy vamos a intentar despejar las incógnitas que nos plantean los precios del jamón (entendemos que de pata negra negra o de pata del Cid), el queso, el vino, y el agua. Descubrirán con nosotros que las matemáticas, una vez más, sucumben ante la arbitrariedad de la inflación galopante que va de una factura a otra.

Como recordarán de nuestro primer capítulo, tras poner toda la carne en el asador y tratar por todos los medios de desentrañar los misterios del valor de las cosas en según que sitios y dependiendo de quien pague, pudimos deducir cuanto costaba un café especial (8,25), un café a secas (2,30 según temporada), o un licor (7,75 por lo menos). O incluso que el pan tenía valor negativo (-3,25).

Bien, apoyados en esos datos abordamos esta primera factura.



X = Café Especial   L = Queso   W = Pan  Y = Licor

3X + L + 3W + 3Y = 65,10 >>>>> 3X 8,25 + L + 3Y 7,75 + 3 W -3,25 = 65,10 >>>>>

L = 65,10 - 3X 8,25 + 3Y 7,75 + 3 W -3,25 = 17,6 cada ración de queso

Hay que puntualizar que este precio sale al considerar que el pan tiene un valor negativo (es lo que nos dijeron las tozudas cifras en nuestro primer capítulo). Así que 3 de queso suman 52 euros. Menos mal que estaba ahí el pan para ayudarnos a digerir con éxito semejante rejón. Y es que comerse tres de pan supone un descuento de casi diez euros.

¿Quién dijo que el pan engorda?

Bien. Una vez despejada la incógnita del precio del queso podemos ir más allá, y saber a cuánto estaba el vino. 




L = Queso     T = Vino    W = Pan

L + T + 3W = 38,70   >>>>> 17,6 + T + 3W (-3,25) = 38,70 >>>>> T = 30,85

Nuevamente el contribuyente tiene que agradecer el consumo de pan del entonces presidente del CES e invitados (a nuestra costa), ya que de no ser por el pan, que nuevamente nos descuenta diez euros del total, lo de comer una mísera ración de queso y un vinito se iba a poner imposible.

Bueno, imposible con el dinero de los demás no hay prácticamente nada. Bendito pan.

¿Les apetece un poco de jamón? Pues se lo pagan. Al entonces presidente del CES, ahora decano de la Facultad de Económicas, también le gustaba el jamón (y le seguirá gustando imaginamos). Y gracias a que había veces en los que eran pocos a la mesa, despejar las incógnitas se convierte en un ejercicio factible, incluso con una inflación "a la carta" como la que tenía que soportar nuestro sufrido protagonista.





B = Jamón     T = Vino    W = Pan

B + T + 5W = 52,55  >>>>>  B + 30,85 + 5W (-3,25) = 52,55  >>>>>  B = 68,80 - 30,85

B = 37,95

La ración de jamón nos sale a 37 euros con 95 céntimos. 

Nos quedan dos facturas más. Vamos a despejar la incógnita del valor del agua, que nos va a dar un resultado coherente con todo lo anterior y con el precio real de las cosas. Eso sí, teniendo en cuenta que para obtener el precio del agua, tenemos que seguir manteniendo el pan con precio negativo, es decir de menos tres euros con veinticinco cada ración.




B = Jamón   L = Queso T = Vino W = Pan  R = Agua

2B + L + T + R + 5W = 110  >>>>> 2B 75,9 + 17,6 + 30,85 + 5W (-16,25) = 110

Deducimos que el agua tiene que costar un euro con 90 céntimos. 

Para llegar a estas conclusiones, el ahora decano de Económicas se tuvo que comer 711 euros con 65 céntimos en las más variadas viandas (a costa de nuestros impuestos).

Bien, en nuestro afán de ser rigurosos, cual catedrático universitario, ofrecemos un último ejercicio de comprobación de los datos, aunque para ello nuestras arcas públicas tuvieran que desembolsar la nada despreciable cifra de 200 euros con 50 céntimos.

Nuestros protagonistas serán el jamón, el queso, el vino y nuestro ángel de la guarda que amortigua los sablazos, el nunca bien ponderado currusco de pan.




B = Jamón   L = Queso T = Vino W = Pan

3B + L + 2T + 7W = 200,50 

Este es el planteamiento inicial, sin embargo, en esta factura se va a producir una perturbación de la Fuerza, ya que nuestra constante de todo el campo gravitatorio gastronómico que era el pan, pasa de tener un valor negativo a, por arte de birlibirloque o inflación súbita o por el artículo 33, pasar a tener un valor positivo.

113,85 + 17,6 + 61,70 + 7W (los curruscos) = 200,50

De ahí, que si despejamos las 7W, las tozudas matemáticas nos dicen que el currusco-pan cuesta un euro con cinco céntimos.

Con lo cual toda nuestra teoría gastronómica se nos viene abajo y por ello hemos decidido contar a partir de ahora con un nuevo miembro en nuestro equipo multidisciplinar de estudio del gañoterismo y el dispendio del dinero público.

El profesor Mijail Revillescu. Pronto iréis conociendo su inabarcable curriculum. De momento os dejamos con su fotografía para que os vayáis familiarizando.


¿A que mola?





No hay comentarios:

Publicar un comentario