Si durante ocho años Sodercan se convirtió en Sociedad Gastronómica Secreta, no es menos cierto que Sican (comercializadora y promotora pública de suelo industrial, perteneciente al grupo Sodercan) se convirtió en una especie de brazo armado de la yihad del gañotismo. Las tripadas facturadas a Sican por su Altos Cargos, -o por otros que se las endosaron, que también puede ser- son de las de Obelix. Si SODERCAN convirtió el comer y beber en un arte, SICAN era la capilla sixtina del tragonismo por la patilla.
Son tantas y variadas las panzadas con cafés, copas, puros y cigarrillos documentadas, que se hace difícil la selección, pero, a pesar de la dificultad hemos seleccionado ésta, que tiene su punto inquietante, que diría Iker Jimenez.
Pongámonos en situación. Nueve de mayo de 2008, veintidós individuos no identificados ( la factura no pone quiénes son y no tenemos presupuesto para análisis de huellas dactilares) asisten a la inauguración de una Carpa en Castro. ¿Cómo estaba la plaza? ¡Abarrotá!
Y los veintidós sujetos no identificados (en adelante, SUGNOIDES) parece que deciden darse un homenaje por el trabajo bien hecho y porque, ¡qué cojones!, ¡les invitamos usted y yo!.
Así que los 22 SUGNOIDES se van todos juntos de excursión a celebrar que la carpa va bien y que la región va bien y se come de puta madre en un montón de sitios caros y buenos. Todo ello digno de celebrarse, digo yo. La alegría de vivir, estamos en 2008 y va todo de cine.
Se meten en el Asador El puerto de Castro y más que comer, cometen una especie de genocidio de frutos del mar. Así, sin asistencia de una UVI móvil, se meten 275 eurillos de percebes, (que no les apetecían, pero que se comieron para no hacer un feo a la villa marinera).
Tuvieron, eso sí, el detalle de no quitarse el hambre sólo a percebes, así que añadieron 100 eurillos de quisquillón, 105 de anchoas artesanas (casi por obligación se las comieron), y luego, lo normal, unos comieron rape; otros tomaron rodaballos salvajes (por el precio, debe ser que eran salvajes y con varios cadáveres a sus espaldas, las debieron de pescar con un sicario); etc. etc. etc.
Alguno, de malos hábitos alimenticios, prefirió un entrecot de buey; en resumidas cuentas, que se pegaron un homenaje por el que nadie ha dado las gracias, que es lo mínimo que las personas educadas hacen cuando les invitas a percebes, quisquillones y animales salvajes. Es que ni educación tienen estos SUGNOIDES.
Pero lo inquietante pasa inadvertido, se esconde en las sombras, entre 22 cafés y 6 refrescos (entre los SUGNOIDES no se ve bien la discrepancia, y todos, sin excepción, toman 22 cafés cortados y 22 postres sin especificar). Escondido entre el catálogo de fauna marina que parece la factura, aparece "un mantel blanco" de 13 euros.
Pero vamos a ver: ¿se comieron el mantel?, ¿se lo llevaron de recuerdo?, ¿se disfrazaron de Fantomas?, ¿es "Mantel Blanco" algún tipo de espirituoso?, ¿es acaso una especialidad gastronómica de nombre jocoso y yo un inculto gastronómico que sólo come kebab?
En circunstancias normales, sin SUGNOIDES de por medio, me inclinaría por cualquier opción, excepto la de comerse el mantel, pero con los 22 metidos en fiesta, no me atrevo a descartarlo.
Puestos en contacto con Iker Jimenez, nos ha sugerido que "comerse el mantel" podría tratarse de alguna forma de ritual iniciático, mediante el cuál los nuevos miembros de la célula gañotera traspasan su viejo mundo de pagarse las fiestas con su dinero y comienzan una nueva vida de gañotismo a la salud de los ciudadanos. Pero para mi que al Iker se le va mucho la olla.
Quiero concluir que hay mentes anticuadas que creen que los percebes y los sapitos y la lubinas salvajes y asesinas, son cosas que se come uno cuando paga de su dinero, y que jamás se piden cuando paga el sufrido contribuyente, pero no estoy de acuerdo con esa visión rancia. Estoy seguro que los 22 SUGNOIDES se merecían el homenaje y más, por su esfuerzo y contribución a hacer de este mundo un mundo mejor.
Para los amigos de la estadística diremos que se comieron 1474,57 euros, o lo que es lo mismo 2,5 salarios mínimos interprofesionales, sólo en el día de la excursión. Otros días comieron muuuuucho más, aunque en menor número.
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